ANAHÍ LAZZARONI
EN TIERRA DEL FUEGO O EN OTRO LUGAR
DONDE HAYA HOMBRES, MUJERES Y KAIKENES
A un Kaikén
que no tiene miedo
le es fácil
descender hasta los agujeros
más hondos de las cumbres
o rozar con su ala
los túneles oscuros
que se desmoronan
cuando uno menos lo espera
pero para un Kaikén
que tiene miedo
es difícil
salir de su nido
aunque sea para volar
nada más
que un par de cuadras
cuando el día
está nublado.