ROBERTO LORENZO MOSCATO

                 

DOS MANOS QUE EMPUÑANDO OJOS...

           
Dos manos que empuñando ojos
se adentran en las cosas
y los seres;
dos finos oídos que manejan
las compuertas del alma
y dan paso a la música;
dos piernas mágicas
para, incansablemente
recorrer orbes enteros.
Un corazón sigiloso y pletórico
que se alimenta de pretérito
presente y futuro,
amasado en llanto y gozo.
Todo un sistema bien temperado
donde cada vibración
será nota de un acorde.

                    

CADA UNO GOBIERNA SU VIDA Y SU MUERTE...

        
Cada uno gobierna su vida y su muerte
(hasta donde le es concedido).
Cada uno tiene un duende
que enigmas traviesos
le musita al oído.
            
Cada uno con su oscuro destino,
con sus viejos odres
acumulando telarañas en las bodegas,
cada uno con su signo indescifrable.

                                  

                              

GAVIOTAS

             
Anhelantes,
enhiestas
el aire hienden
sus alas
en el vórtice del viento.
     
De pronto
como a un puñado de tierra
inútil
las arroja el viento,
mas no por mucho tiempo,
tan sólo un instante
de respiro y luego
hacia lo hondo del cielo
nuevamente, sus entrañas
perforando.

     

Anhelantes,
enhiestas
el aire hienden
sus alas
en el vórtice del viento
mientras aran el aire
sus gritos.