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| Añoro el país que no
existe, |
| pues todo cuanto
existe, cansada estoy de pedirlo. |
| La luna me narra en
plateadas runas |
| sobre el país que no
existe. |
| El país, donde todos
nuestros deseos |
| maravillosamente se
cumplen, |
| el país, donde
nuestras cadenas caen, |
| el país, donde
refrescamos nuestra desgarrada frente |
| en el rocío de la
luna. |
| Mi vida era una
apasionada ilusión. |
| Pero algo he hallado y
algo en verdad ganado |
| el camino hacia el país
que no existe. |
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| En el país que no
existe |
| allí va mi amado con
centelleante corona. |
| ¿Quién es mi amado?
La noche es oscura |
| y las estrellas se
estremecen como respuesta. |
| ¿Quién es mi amado?
¿Cuál es su nombre? |
| Los cielos se elevan más
y más alto, |
| y una criatura humana
naufraga en infinitas nieblas |
| y no conoce respuesta
alguna. |
| Pero una criatura
humana no es nada más que una certeza. |
| Y extiende sus brazos más
altos que todos los cielos. |
| Y entonces llega una
respuesta: Yo soy el que tú amas |
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y
siempre amarás.
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| Edith SöDERGRAN |
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sueca, 1892 - 1923 |