
Número
1: Octubre-Diciembre 1987
Separata
1: Charles Baudelaire, Pequeños poemas en prosa
Número
2: Enero-Marzo
1988
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Asterión
XXI presenta
desde
agosto de manera regular los 3 números de la revista de
poesía El
barco ebrio, editados entre octubre de 1987 y septiembre de 1988
por las ediciones del mismo nombre en colaboración con su similar Ocruxaves
a través de su editor, Hugo
Boulocq. Culminaremos el homenaje a esta desaparecida revista
literaria de fines de la década del 80 con la presentación del cuarto número
que -preparado esencialmente durante el año 1989 y modificado en 1994- jamás
alcanzó a plasmarse en papel.
En esa breve historia que reúne las salidas de las que hablamos, El
barco ebrio ganó un sitio de distinción en la obra: "30
años de revistas literarias argentinas (1960-1989). Introducción a su
estudio" de José
M. Otero, publicada por Catedral
al Sur Editores, en Buenos Aires, 1990. Además de figurar, en
aquellos años, en los principales suplementos literarios de nuestro país y
otros medios culturales. Sus colaboradores han logrado reconocimiento y la
divulgación de sus trabajos. Así Patricia
Calabrese ha sido distinguida en varios certámenes literarios,
prologando obras clásicas y distinguiéndose como docente en las principales
Casas de estudio de nuestro país; B.
Rivadavia ha publicado su obra narrativa y se ha desempeñado como
Jefe de Redacción, durante más de una década, de la Revista
Proa en su tercera época; Pedro
Rey habitualmente colabora con La
Nación desde Europa, con valiosos comentarios sobre libros de
reciente aparición, reportajes y ensayos; Oscar
Conde ha sabido escribir un completo Diccionario
Etimológico del Lunfardo, divulgado por Editorial
Perfil; José
Luis Marini dio luz a su obra poética en dos volúmenes; Rubén
Marchessini hizo lo propio con sus cuentos; Roberto Lorenzo Moscato,
lamentablemente desaparecido, participó en antologías y preparó su tercera
colección de poemas. Esto es algo de lo que podemos decir sobre ellos, la lista
continúa, la lista es extensa y exitosa. El
barco ebrio sigue surcando
aguas, batiendo tempestades, festejando en los puertos, de proa a la poesía.
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