DOXA |
El reino de la Opinión |
Esta Sección está consagrada a la Opinión
en su lado público. Aquella opinión que expresa juicios morales,
juicios que lamen el costado político de nuestros espíritus. No es Episteme. La Doxa muda y
es blanco de disenso. Los juicios que aquí se estampan son de valor,
sin que nada pruebe su exactitud. No hay una única verdad política y
la comprensión de la sociedad y sus relaciones acá se muestra plural.
Pretendemos que la opinión no sea compra
de discurso ni costumbre establecida. La queremos pública y
racional.
Doxa es un espacio de
debate tan amplio como cada uno de nosotros se atreva a concebirlo. |
NOTAS SOBRE LA ARGENTINIDAD |
EN TIEMPOS DE CRISIS |
por Héctor Alvarez Castillo |
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Recuerdo desde la infancia haber oído conversaciones, en tono
tanto bajo como alto, acerca de cómo somos y cómo nos vemos los
argentinos. Al haber pasado mi vida en este país, no tengo una idea cabal
de si en otros sitios ocurre algo semejante o si, en otras tierras, la
gente jamás se para a tirar opiniones y juicios rápidos, apreciaciones
simples dichas sin una pizca de duda sobre la identidad nacional, a
semejanza de esta tradición argentina. Lo que actualmente me llama la
atención es que mientras surgen asambleas barriales, cacerolazos,
piquetes y otros movimientos y reacciones ante al modelo de sojuzgamiento
y exclusión, también aparece un rumor, un señalarnos con el dedo, una
propaganda sobre nuestra mala conducta, sobre nuestros pecados, nuestra
culpa de ser como somos y de que nos vaya así. En el momento justo en el
que nos hacemos los gallitos con el orden imperante viene ese coletazo de
conciencia que nos hace deslumbrarnos con nuestra incapacidad y al mundo
avisparce de nuestros impredecibles desatinos sudamericanos.
En una radio que escucho a diario el Consejo
Publicitario Argentino una y otras vez me dice: ¿Qué
pasa con nuestros valores? Ilustrando esta interrogación con las
conductas Facu, un niño que de
no modificar de hoy en más sus hábitos el día de mañana, ya
grandecito, meterá la mano en la lata. El salto es grande y va dirigido a
todos. El texto parece haber sido dictado por el ridículo y penoso Batlle.
No tomo demasiado en cuenta lo del Consejo Publicitario que no posee entre
sus miembros más creatividad, cultura y capacidad que la mayoría de sus
colegas a quienes, en este momento de la historia, se les escapa
continuamente el caballo del contenido. Hablo de este ejemplo como
disparador del tema y, a propósito, del clima de propaganda
que hay alrededor de él.
Quiero señalar que no debemos comprar discursos armados, hechos a
la medida de los intereses que desde el primer día en que el hombre
blanco piso estas tierras vienen buscando su provecho, persuadiéndonos,
sistemáticamente, que el único camino es el que ellos plantean. Al resto
del mundo -salvo alguna Noruega que anda por allá y otras naciones que sí
parecen estar en una isla donde la globalización no hace pie- no le va
muy distinto. Donde no hay xenofobia hay fraude o conflictos religiosos, más
los constantes asaltos del capitalismo al poder. Vale para esto apreciar
en su profundidad la vergonzosa situación que existe en los EE.UU. desde
el golpe de estado perpetuado por la derecha, gracias a las banderas o con
las excusas del terrorismo, de la eterna lucha del Bien contra el Mal y la
defensa del dinero de los contribuyentes, de los ingenuos plomeros y
carpinteros que duermen el sueño de los probos al amparo de la estatua de
la Libertad.
El riesgo de creernos ladrones puede ser peor que el serlo, pues,
nos ubica en un lugar de debilidad que no tienen los verdaderos
delincuentes. |
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