DOXA

El reino de la Opinión

  Esta Sección está consagrada a la Opinión en su lado público. Aquella opinión que expresa juicios morales, juicios que lamen el costado político de nuestros espíritus. No es Episteme. La Doxa muda y es blanco de disenso. Los juicios que aquí se estampan son de valor, sin que nada pruebe su exactitud. No hay una única verdad política y la comprensión de la sociedad y sus relaciones acá se muestra plural. Pretendemos que la opinión no sea compra de discurso ni costumbre establecida. La queremos pública y racional.

  Doxa es un espacio de debate tan amplio como cada uno de nosotros se atreva a concebirlo.

NADA MAS REDONDO QUE LA PELOTA

por Héctor Alvarez Castillo

  Cuando en estos días leí un artículo de Tomás Abraham sobre la eliminación de la selección argentina del Mundial de Fútbol (1), divulgado por un periódico que en sus notas siempre está más cerca de las apostillas que del ensayo, y más tarde me vi envuelto en discusiones sobre qué se debía haber hecho y qué estuvo mal o bien en todo ese universo que rodea a este seleccionado nacional, consideré que eso era lo natural, que lo espontáneo y genuino era que todos habláramos sobre esa realidad, dejando de tener en cuenta el conocimiento directo o profundo sobre el tema en el momento de levantar la voz, de intervenir con un apellido o un cambio en la formación del equipo. Era justo que todos fuésemos técnicos. Lo que dijo Abraham, por más que debajo de la foto que acompañaba el texto se leyera filósofo, no es más sesudo que lo que se oye en cualquier bar de Buenos Aires y del interior, e incluso, tal vez -por su carácter público- sea más perdona vida, por lo tanto, más alejado a la verdad, o al gesto de mostrar la verdad, de desocultarla.  

  Sin esa pasión, ¿cómo justificamos, para ir empezando, que más de veinte personas se movilicen hasta Oriente para jugar algunos partidos a la pelota? Sin esa pasión a la que el error no le hace cosquillas, todo el imperio del fútbol, con sus mafias, mercantilismo, infamias y alegrías, se vendría abajo en un instante. Así que manos a la obra, como corresponde, hablemos de fútbol: nada más redondo que la pelota.