ESCRIBIR EL PARAÍSO |
Antología crítica de la Poesía Universal |
RAINER
MARIA RILKE
"Tal como eras, revelador, poeta trágico y sin época, |
debías de una sola vez trasponer esos movimientos |
capitales en los gestos más convincentes, en los |
objetos más presentes." |
Los cuadernos de Malte Laurids Brigge |
Rainer Maria Rilke |
En la primera página de su estudio sobre Rodin (1840-1917), Rilke (1875-1926)
habla de la soledad del artista y del equívoco que es la fama. Con inteligencia
señala que los malentendidos no rodean la obra, sino el nombre. Juicios
similares anunció décadas atrás un escritor argentino. Podemos derivar si
vale discurrir acerca de textos literarios o si es adecuado no mediar entre
ellos y el lector, y anular la pretensión critica. El arte literario -que en el
ámbito de la creación es aquel que apunta en forma directa al pensamiento-
parece suscitar continuamente reflexiones respecto de lo
![]() |
Y si lo terrenal llegara a olvidarte, | |
di a la callada tierra: ¡Yo fluyo! | ||
al agua rápida háblale así: ¡Yo soy! | ||
(Sonetos a Orfeo, segunda parte, Soneto XXIX) |
Rilke
al tiempo que va dando a su poesía una dimensión metafísica -que lo hace en
la lírica alemana ser uno de sus nombres prominentes- conoce la sequedad del
verbo. Me agradan las palabras que utiliza Modern para referirse al estado del
poeta al no poder dar fin a la sexta elegía de Duino: "Desalentado
y siempre inquieto". Son notas regulares en quien ha divisado esa
tarea. El silencio poético que rodeó al artista casi por completo al cabo de
diez años, se quiebra en febrero de 1922, y en pocos días consuma las elegías
y escribe la segunda parte de los Sonetos
a Orfeo. Un fragmento de la carta que remite a la princesa Maria von
Thurn und Taxis, es un testimonio
¡Sólo ahora, sábado, once, a las seis horas de la tarde, está concluida! |
Todo ocurrió en un par de días, fue una tormenta indescriptible, un |
huracán en el espíritu (como aquella vez en Duino), todo lo que era |
vasos y tejidos en mí ha estallado -no había que pensar en la comida, |
Dios sabe quien me alimentó. |
Pero ahora ya está. Está. Está. |
Amén |
Hölderlin (1770-1843) desde 1806 hasta su muerte vive recluido, con el
estigma de la locura, en una buhardilla a orillas del Neckar, en casa del
carpintero Zimmer. En la mitad de su existencia compondrá poemas que festejan
las estaciones, la amistad y el espíritu del tiempo, Cuando
la vida de los hombres va perdiéndose, y firmará esas
páginas: Humildemente, Scardanelli.
Rilke desde junio de 1921 se alberga en el pequeño castillo de Muzot, y desde
su torre construida en el siglo XIII admira el valle del Rodano y los jardines.
Esa será la residencia definitiva del poeta que vagó por Europa y fue alabado
en los círculos intelectuales de su época. Hiersein
ist herrlich, Estar aquí es magnífico,
¿a qué hace referencia el poeta?
SONETOS A ORFEO |
Primera parte |
Soneto III |
Un dios lo puede. Pero, ¿cómo, dime, |
un hombre ha de seguirle por la angosta lira? |
Su significación es desacuerdo. En la bifurcación |
del corazón no hay templo para Apolo. |
El canto tal como lo enseñas no son ansias, |
ni súplicas por algo alcanzable al cabo. |
El canto es existencia. Algo bien fácil para el dios. |
Mas, ¿cuándo somos? ¿Y cuándo vuelve él |
a nuestro ser la tierra y las estrellas? |
Esto no es, oh, joven, para que lo ames, aunque |
la voz fuerce tu boca luego, aprende |
a olvidar lo que cantaste. Esto transcurre. |
Pues en verdad cantar es hálito distinto. |
Un hálito por nada. Soplo en el dios. Un viento. |
Rainer Maria Rilke |
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