Asterión XXI

Revista cultural

           

Regresar

DOXA

El reino de la Opinión

 

  Esta Sección está consagrada a la Opinión en su lado público. Aquella opinión que expresa juicios morales, juicios que lamen el costado político de nuestros espíritus. No es Episteme. La Doxa muda y es blanco de disenso. Los juicios que aquí se estampan son de valor, sin que nada pruebe su exactitud. No hay una única verdad política y la comprensión de la sociedad y sus relaciones acá se muestra plural. Pretendemos que la opinión no sea compra de discurso ni costumbre establecida. La queremos pública y racional.

  Doxa es un espacio de debate tan amplio como cada uno de nosotros se atreva a concebirlo.

 

Espacio, luego existo

(espacio público, moral privada)

 

por Miguel Grassi

      

  La idea más difundida del espacio público es la de un espacio que une, aquél que permite que tomen contacto en forma directa e inmediata los distintos habitantes de un lugar. Sin embargo, por las actitudes de parte o de la totalidad de esos individuos, ese espacio se puede transformar lentamente en el espacio del no encuentro.

  Este nuevo espacio nos separa, no crea vínculos; entramos en contacto con él a partir de evitarlo, de sufrirlo, a partir de las incomodidades que nos produce, de los rodeos que hacemos de ciertos lugares, del miedo a la violencia, a ser robados, a ser agredidos.

  Al igual que el hombre de campo que se radica en la ciudad o del inmigrante que tiene que dejar su tierra, los habitantes de Buenos Aires sentimos nostalgia de un espacio que perdimos. Nuestro espacio, como en el cuento de Cortázar (1), es un espacio cada vez menor. Esto nos llevará a reducir, más y más, nuestro espacio para tener, finalmente, que refugiarnos en nuestras casas. Renunciamos (a pesar de no admitirlo) al espacio público, nos convertimos de acuerdo a la situacion en autistas, distraídos, indiferentes o cínicos. Las agresiones que sufre nuestra ciudad ocurren ante nuestra indiferencia, algo que se va asemejando a nuestro consentimiento.

  Se avanza sobre el espacio común: bicisendas que no son respetadas por automovilistas, comercios que se adueñan de las veredas, feriantes que reducen el espacio de plazas, deposiciones y orines de los mejores amigos del hombre, botellas rotas, la enumeración es larga. Nos encontramos imposibilitados de usar la vereda y es la calle la que pasa cumplir la función de ésta.

  Es preciso defender y reconstruir entre todos el Espacio público, símbolo de un tipo de sociedad y de sus habitantes, que nos conecta con nuestros antepasados, los cuales siguen presentes y homenajeados a través de comportamientos e ideas que ellos nos legaron.

              

(1) Casa tomada

          
    

                   

Envienos un email con su opinión sobre esta nota

Regresar