DOSSIER CORTÁZAR |
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El libro de poemas de Julio Cortázar (1914-1984) denominado Salvo el crepúsculo toma su título de un haiku –término japonés con que se designa un breve poema formado por diecisiete sílabas distribuidas en tres versos – de Matsuo Bashoo (1644-1694): Este camino / ya nadie lo recorre / salvo el crepúsculo. La obra es el resultado de la particular combinación de poemas y de prosa que, según el autor, “se potencian recíprocamente”. Armar el texto fue, para Cortázar, mover las manos como lo hace un rabdomante con su vara de avellano, para descubrir en las napas del tiempo pameos, meopas, prosemas que, de tanto en tanto, dan una ráfaga de alegría cuando se dejan acariciar por la nueva lectura. Todo el libro está hilvanado por fragmentos poéticos de diferentes autores, algunos de ellos: Marguerite Yourcenar, Haroldo de Campos, Vicente Huidobro, Homero Manzi, John Keats, José Lezama Lima, Octavio Paz, Georg Trakl, Guillaume Apollinaire, César Vallejo, Matsuo Bashoo, Pedro Salinas, Olga Orozco y otros. |
Para escuchar con audífonos (fragmento) | (Arrimos) | |
Para leer en forma interrogativa | (De edades y tiempos) | |
Milonga | (Con tangos) |
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Happy new year | (Ars amandi) | |
1. | (Cinco últimos poemas para Cris) | |
El futuro | (El nombre innominable) | |
Doble invención | (Salvo el crepúsculo) | |
Ley del poema |
(Preludios y sonetos) | |
Resumen en otoño | (De antes y después) |
Milonga |
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El Tata Cedrón cantó esta milonga con música de Edgardo Cantón | ||
Extraño la Cruz del Sur |
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cuando la sed me hace alzar la cabeza | ||
para beber tu vino negro medianoche. | ||
Y extraño las esquinas con almacenes dormilones | ||
donde el perfume de la yerba tiembla en la piel del aire. | ||
Comprender que eso está siempre allá | ||
como un bolsillo donde a cada rato | ||
la mano busca una moneda el cortapluma el peine | ||
la mano infatigable de una oscura memoria | ||
que recuenta sus muertos. | ||
La cruz del Sur el mate amargo. | ||
Y las voces de amigos | ||
usándose con otros. | ||
Cuando escribí este poema todavía me quedaban amigos en mi tierra; después los mataron o se perdieron en un silencio burocrático o jubilatorio, se fueron silenciosos a vivir al Canadá o a Suecia o están desaparecidos y sus nombres son apenas nombres en la interminable lista. Los dos últimos versos del poema están limados por el presente: ya ni siquiera puedo imaginar las voces de esos amigos hablando con otras gentes. Ojalá fuera así. ¿Pero de qué estarán hablando, si hablan? | ||
(de Con tangos) |
Happy
new year |
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Mira, no pido mucho, | |
solamente tu mano, tenerla | ||
como una sapito que duerme así contento. | ||
Necesito esa puerta que me dabas | ||
para entrar a tu mundo, ese trocito | ||
de azúcar verde, de redondo alegre. | ||
¿No me prestas tu mano en esta noche | ||
de fin de año de lechuzas
roncas? |
||
No puedes, por razones técnicas. Entonces | ||
la tramo en aire, urdiendo
cada dedo, |
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el durazno sedoso de la palma | ||
y el dorso, ese país de
azules árboles. |
||
Así la tomo y la sostengo,
como |
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si de ello dependiera | ||
muchísimo del mundo, |
||
la sucesión de las cuatro
estaciones, |
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el canto de los gallos, el amor de los hombres. | ||
(de Ars amandi) |
1. | ||
Ahora escribo pájaros. | ||
No los veo venir, no los elijo, |
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de golpe están ahí, son esto, | ||
una bandada de palabras | ||
posándose |
||
una | ||
a |
||
una |
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en los alambres de la página, | ||
chirriando, picoteando, lluvia de alas | ||
y yo sin pan que darles, solamente | ||
dejándolos venir. Tal vez | ||
sea eso un árbol |
||
o tal vez | ||
el amor. | ||
(de Cinco últimos poemas para Cris) |
|
Y sé muy bien que no estarás. | |
No estarás en la calle, en el murmullo que brota de noche | ||
de los postes de alumbrado, ni en el gesto | ||
de elegir el menú, ni en la sonrisa | ||
que alivia los completos en los subtes, | ||
ni en los libros prestados ni en el hasta mañana. | ||
No estarás en mis sueños, | ||
en el destino original de mis palabras, | ||
ni en una cifra telefónica estarás | ||
o en el color de un par de guantes o una blusa. | ||
Me enojaré, amor mío, sin que sea por ti, | ||
y compraré bombones pero no para ti, | ||
me pararé en la esquina a la que no vendrás, | ||
y diré las palabras que se
dicen |
||
y comeré las cosas que se comen | ||
y soñaré los sueños que se sueñan | ||
y sé muy bien que no estarás | ||
ni aquí adentro, la cárcel donde aún te retengo, | ||
ni allí fuera, este río de
calles y de puentes. |
||
No estarás para nada, no
serás ni recuerdo, |
||
y cuando piense en ti pensaré
un pensamiento |
||
que oscuramente trata de
acordarse de ti. |
||
(de El nombre innominable) |
Doble invención | ||
Cuando la rosa que nos mueve |
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cifre los términos del viaje, | ||
cuando en el tiempo del
paisaje |
||
se borre la palabra nieve, | ||
habrá un amor que al fin nos lleve | ||
hasta la barca de pasaje, | ||
y en esta mano sin mensaje | ||
despertará tu signo leve. | ||
Creo que soy porque te invento, | ||
alquimia de águila en el
viento |
||
desde la arena y las
penumbras, |
||
y tú en esa vigilia alientas | ||
la sombra con la que me
alumbras |
||
y el murmurar con que me
inventas. |
||
(de Salvo el crepúsculo) |
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Amargo precio del poema, | |
las nueve sílabas del verso; | ||
una de más o una de menos | ||
lo alzan al aire o lo condenan. | ||
Somos el ajedrez de un río, | ||
el naipe siempre entre dos lumbres; | ||
caen las caras y las cruces | ||
a cada curva del camino. | ||
Cae en el verso la palabra, | ||
en el recuerdo llueve el llanto, | ||
cae la noche, cae el pájaro, |
||
todo es caída amortiguada. | ||
¡Oh libertad de no ser libre, | ||
golpe de dados que desata | ||
la sigilosa telaraña |
||
de encrucijadas y deslindes! | ||
Como tu boca a la manzana, | ||
como mis manos a tus senos, | ||
irá la mariposa al fuego |
||
para danzar su última
danza. |
||
(de Preludios
y sonetos) |
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En la bóveda de la tarde cada pájaro es un punto del recuerdo. | ||
Asombra a veces que el fervor del tiempo | ||
vuelva, sin cuerpo vuelva, ya sin motivo vuelva; | ||
que la belleza, tan breve en
su violento amor |
||
nos guarde un eco en el descenso de la noche. | ||
Y así, qué más que estarse con los brazos caídos, | ||
el corazón amontonado y un sabor de polvo | ||
que fue rosa o camino. |
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El vuelo excede el ala. |
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Sin humildad, saber que esto que resta | ||
fue ganado a la sombra por obra de silencio; | ||
que la rama en la mano, que la lágrima oscura | ||
son heredad, el hombre con su historia, | ||
la lámpara que alumbra. | ||
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(de De antes y después) |