Asterión XXI

Revista cultural

           

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Lo que bailaban Platón y Aristóteles 

 

por Diego González Pardo  

INTRODUCCION

     Conocida es la importancia que la música tuvo entre los antiguos griegos. La práctica musical, unida a la poesía y al teatro, ocupó un lugar privilegiado en la vida ciudadana, al menos en la época clásica, y el reconocimiento de su poder afectivo y ético hizo que fuera considerada como una actividad prioritaria para la educación de los niños. El pensamiento griego otorgó a la música tal capacidad para imponerse sobre el ethos de un individuo o de una colectividad que no solo le atribuyó el poder de educar sino también el poder de corromper.

 

                         “- Ahora bien, Glaucón, la educación musical es de suma importancia a causa de que el ritmo y la armonía son lo que más penetra en el interior del alma y la afectan mas vigorosamente, trayendo consigo la gracia, y crea gracia si la persona está debidamente educada, no si no lo está. Además, aquel que ha sido educado musicalmente como se debe es el que percibirá mas agudamente las deficiencias y la falta de belleza, tanto en las obras de arte como en las naturales, ante las que su repugnancia estará justificada; alabará las cosas hermosas, regocijándose con ellas y, acogiéndolas en su alma, se nutrirá de ellas hasta convertirse en un hombre de bien.”

Platón (La República, III, 401 e)

 

 

EL ETHOS

     La palabra implica toda una gama de significados; primero, un lugar acostumbrado, una “morada”; luego, costumbre y uso; también, disposición, carácter (en especial, carácter moral); y, por ultimo, aquello que delinea o moldea al carácter.

     La doctrina del carácter es seguramente el tema más penetrante en la literatura musical griega y solía estar dirigida por la mayoría de los grandes filósofos. Ésta es una mezcla de teoría educativa con psicología y terapia, y supone que la música ejerce efectos poderosos sobre el cuerpo, el alma y la mente, para bien o para mal, inmediatos y residuales. Desarrollar el carácter moral era prioritario para la educación griega, y a la música (en el pensamiento griego posterior) se le asignó un papel central en la formación del carácter.

     Se propusieron muchos grupos de correspondencias (Platón, Aristóteles, y otros) entre las distintas escalas, ritmos y rasgos de carácter. De hecho, como queda establecido en la Política de Aristóteles, los objetivos de la música y la educación eran idénticos:

Paideia: educación en general, preparación moral en lo especifico.
Katharsis: purgación, termino usado en un sentido técnico especial
Diagoge: conocimiento intelectual
Paidia y anapausis: juego y relajación

     Damón de Atenas, uno de los maestros de Sócrates, estuvo entre los primeros que sugirieron una conexión especifica entre la música y la formación del carácter humano, y sus enseñanzas fueron la base de la mayor parte de las actitudes de Platón hacia la música. La premisa de Damón se expresa de este modo:

                         “El canto y la danza surgen necesariamente cuando se conmueve de alguna forma al espíritu; canciones y danzas libres y bellas crean un alma semejante y la especie opuesta crea una especie de alma opuesta”.

     Aristóteles fue todavía mas especifico:

                         “Hasta en las melodías simples hay imitación del carácter, ya que las escalas musicales difieren esencialmente unas de otras y los que las oyen se ven afectados por ellas de distintos modos. Algunas entristecen y afiebran a los hombres y los hacen sentirse graves, como las llamadas mixolidias; otras afiebran la mente... Los mismos principios se aplican a los ritmos; algunos tienen un carácter reposado; otros, de movimientos; entre estos últimos, algunos tienen un movimiento más vulgar y otros más noble... parece haber en nosotros una suerte de afinidad con las escalas y ritmos musicales, que lleva a algunos a decir que el alma es una armonización, y a otros (a decir) que posee armonía”.

                                                                                  Política

     La idea del carácter conllevaba importantes implicancias políticas, ya que tanto Damón como Platón creían que la música podía implantar todas las virtudes (valor, moderación e inclusive justicia) en el carácter humano, es explicable que Platón abogara por el uso de la música como continuación de la política estatal. Sostenía que la música formaba el carácter no sólo del ciudadano individual sino también del Estado como totalidad; la música podía, en efecto, apoyar o subvertir el orden social establecido, pues (como dice Platón en La República) “Cuando cambian los modos de la música, las leyes fundamentales del Estado siempre cambian con ellos”.

     En Arístides Quintiliano encontramos interesantes pasajes al respecto:

                         “Pero lo más importante de todo es, sin duda, que Roma en algunas ocasiones, cuando ha ensayado con hombres carentes de la educación que proporciona la música como dirigentes del Estado, ha experimentado en obra lo que vaticinó de palabra Platón en La República y ha visto en medio de las calles y en las bellezas de los templos la más cruel criminalidad de los ciudadanos entre sí”. (Sobre la Música, Libro II)

     Los autores griegos destacaron el poder formativo de la música sobre los jóvenes, pero muchos también afirmaron que cada etapa de la vida y cada casta de la sociedad, libres o esclavos, tenía sus propias necesidades y requería prescripciones musicales específicas. En verdad, los griegos escribieron sobre la aplicación de la música en la terapia y la educación como se aplicaría una droga; el suyo era un concepto alopático de la medicina, que prescribía los ingredientes elegidos para contrarrestar los síntomas presentes, dirigido a devolver al paciente a un estado de equilibrio en su salud física y mental.

     Se elegía música estimulante para despertar a los autistas, los flemáticos y los débiles; música suave para calmar a los iracundos, a los nerviosos y a los hiperkineticos. Pero para la educación en general solo se aprobaban las escalas y ritmos moderados, aquellos que no contenían, según se creía, desequilibrio o exceso de energía o movimiento, sino tan solo pasos regulares y parejos.

     Katharsis es un término importante que figura de manera prominente en la teoría del carácter y que ha promovido grandes debates en la historia de la estética. Aristóteles sólo empleó una vez esta palabra en su Poética, pero allí se la designaba como la principal respuesta humana al drama trágico; una forma de tratar los poderosos sentimientos de pena y temor ocasionados por el espectáculo trágico. Se la ha tomado para referirse a una experiencia de éxtasis, un “drenaje” excesivo de emoción, un proceso de purificación.

     Parece claro que la catarsis incluye ciertas fases: el despertar de una fuerte emoción en respuesta a estímulos, luego alguna clase de descarga o liberación y, por fin, un regreso a un estado emocional más calmo en el que uno se siente mejor y, de alguna manera, purificado. También implica la eliminación de las emociones individuales y su reemplazo por un sentimiento de afecto más general. Aristóteles elaboró los efectos de la catarsis en su Política:

                         (Alguna gente se ve) “afectada por melodías religiosas, y cuando caen bajo la influencia de melodías que llenan el alma de emoción religiosa, se sienten calmados como si hubieran estado en tratamiento y purga médicos. La misma clase de efecto se producirá en aquellos que estén especialmente sujetos a sentimientos de temor y pena o a sentimientos de cualquier clase.”

     Aristóteles dividió a las melodías en cuatro tipos, sin especificar que era necesario para asignar una melodía a la categoría apropiada: moderadas, entusiastas, tristes y relajadas. La categoría de las moderadas es obviamente la más apropiada para la paideia; de manera similar, el tipo de las entusiastas, apasionadas, es el que más probablemente produzca la catarsis.

     Es dudoso que alguna vez se haya estructurado de manera sistemática gran parte de su teorización en la practica musical. Sin embargo, la idea del carácter (ethos) retuvo gran poder en los filósofos posteriores y la psicología de la música no avanzó de manera significativa mas allá de las especulaciones de los griegos hasta el siglo XX.

  

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