Asterión XXI

Revista cultural

           

 

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DOSSIER GIRONDO

                                                                 

por Patricia Calabrese

    

 

A partir de 1916, se sucedieron en Latinoamérica las vanguardias históricas. Las vanguardias fueron verdaderas revoluciones estéticas e ideológicas que manifestaron su intención de exhibir el rechazo de lo que la tradición había consagrado.

En Argentina confluyeron los grandes “ismos”: el ultraísmo, el creacionismo, las variedades y discrepancias respecto del surrealismo; se trata de una producción poética en perpetuo movimiento, una “tradición de la ruptura” para recordar el oxímoron de Octavio Paz. Entre las figuras dominantes de los años posmodernistas, se encuentra Oliverio Girondo (1891-1967).

El poeta colaboró en la revista Martín Fierro, publicación notoria de los movimientos vanguardistas. Luego se abrió del grupo martinfierrista y continuó su búsqueda intransigente como un solitario y cuestionó, hasta último momento, los límites de la expresión.

Enrique Molina, en el prólogo a la edición de la obra de Oliverio Girondo de Editorial Losada, dice que en ella pueden distinguirse tres momentos: “Uno inicial, que incluye sus dos primeras obras: Veinte poemas para leer en el tranvía y Calcomanías, recorrido de las formas más concretas y donde se instaura el diálogo con lo inmediato, la relación instantánea con las cosas, la experiencia de los sentidos y el mundo exterior. Otro, intermedio, situado ya a mitad de camino entre la tierra y el sueño, entre la realidad y el deseo. Han desaparecido los medios de transporte – ya innecesarios – , las cosas se someten a un conjuro, se sobrepasan o circulan irisadas por el delirio, Situamos aquí a Espantapájaros (también el único relato de Girondo, Interlunio, se ubica en esa dimensión). Y por último, en plena asunción de esa terrible intemperie del espíritu, esbozada primero en Persuasión de los días para culminar En la masmédula. Un dinamismo ascendente, en el que se irá desprendiendo como de un lastre del orden utilitario de las cosas, hasta que estas adquieren una transparencia calcinada, fundidas en un único reverbero.”

Selección de Poemas

Apunte callejero (Veinte poemas)
7 (Espantapájaros)
Comunión plenaria (Persuasión de los días)
5 (Persuasión de los días)
Dicotomía incruenta (Persuasión de los días)
El puro no (En la masmédula)
Las puertas (En la masmédula)

 

Apunte callejero
  

En la terraza de un café hay una familia gris. Pasan unos senos bizcos buscando una sonrisa sobre las mesas. El ruido de los automóviles destiñe las hojas de los árboles. En un quinto piso, alguien se crucifica al abrir de par en par una ventana.  

Pienso en dónde guardaré los quioscos, los faroles, los transeúntes, que se me entran por las pupilas. Me siento tan lleno que tengo miedo de estallar... Necesitaría dejar algún lastre sobre la vereda...

       Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de pronto, se arroja entre las ruedas de un tranvía.
    

(Veinte poemas)

7
 

¡Todo era amor... amor! No había nada más que amor. En todas partes se encontraba amor. No se podía hablar más que de amor.

       Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos. Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre.
       Amor de cartón piedra, amor con leche... lleno de prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos, de cortapisas.
       Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado de merengue, cubierto de flores blancas...
       Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado, amor untuoso...
       Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con amor sus faltas de puntualidad, de ortografía; con sus interrupciones cardíacas y telefónicas.
       Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los bomberos. Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas, que arranca los botones de los botines, que se alimenta de encelo y de ensalada.
       Amor impostergable y amor impuesto. Amor incandescente y amor incauto. Amor indeformable. Amor desnudo. Amor-amor que es, simplemente, amor. Amor y amor... ¡y nada más que amor!
 

(Espantapájaros)

 

                  

Comunión plenaria 
  
Los nervios se me adhieren
al barro, a las paredes,
abrazan los ramajes,
penetran en la tierra,
se esparcen por el aire, 
hasta alcanz ar el cielo.
  
El mármol, los caballos
tienen mis propias venas.
Cualquier dolor lastima
mi carne, mi esqueleto.
¡Las veces que me he muerto
al ver matar un toro!...
 
Si diviso una nube
debo emprender el vuelo.
Si una mujer se acuesta
yo me acuesto con ella.
Cuántas veces me he dicho:
¿Seré yo esa piedra?
 
Nunca sigo un cadáver
sin quedarme a su lado.
Cuando ponen un huevo,
yo también cacareo.
Basta que alguien me piense
para ser un recuerdo.
 

(Persuasión de los días)

 

     

5  
  
La lluvia,  
con frecuencia, 
penetra por mis poros, 
ablanda mis tendones,
traspasa mis arterias,
me impregna,
poco a poco, 
los huesos,
la memoria.
  
Entonces, 
me refugio
en un rincón cualquiera
y estirado en el suelo
escucho,
durante horas,
el ritmo de las gotas
que manan de mi carne,
como de una gotera.
 

(Persuasión de los días)

 

 

Dicotomía incruenta
  
Siempre llega mi mano
más tarde que otra mano que se mezcla a la mía
y forman una mano.
  
Cuando voy a sentarme
advierto que mi cuerpo
se sienta en otro cuerpo que acaba de sentarse
adonde yo me siento.
  
Y en el preciso instante
de entrar en una casa,
descubro que yo estaba
antes de haber llegado.
 
Por eso es muy posible que no asista a mi entierro,
y que mientras me rieguen de lugares comunes,
ya me encuentre en la tumba,
vestido de esqueleto,
bostezando los tópicos y los llantos fingidos.
 

(Persuasión de los días)

 

El puro no
  
  El no
  el no inóvulo
  el no nonato
  el noo
  el no poslodocosmos de impuros ceros noes que noan noan noan
  y nooan
  y plurimono noan al morbo amorfo noo
  no démono
  no deo
  sin son sin sexo ni órbita
  el yerto inóseo noo en unisolo amódulo
  sin poros ya sin nódulo
  ni yo ni fosa ni hoyo
  el macro no ni polvo
  el no más nada todo
  el puro no
  sin no                        
 

(En la masmédula)

Las puertas
 
Absorto tedio abierto
  ante la fosanoche inululada
  que en seca grieta abierta subsonríe su    más agris recato
  abierto insisto insomne a tantas muertesones de inciensosón revuelo
  hacia un destiempo inmóvil de tan ya amargas manos
  abierto al eco cruento por costumbre de pulso no mal digo
  por mero nimio glóbulo abierto ante lo extraño
  que en voraz queda herrumbre circunroe las parietales costas
  abiertas al murmurio del masombra
  mientras se abren las puertas
  

(En la masmédula)

  

 

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