Asterión XXI

Revista cultural

           

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Apuntes alrededor de la Ciencia:

La leyenda de Eldorado matemático (y cómo se lo avistó)  

por Fernando Pedró

    Una tarde, a mediados del siglo XVII, un magistrado, Consejero Parlamentario de Toulouse, regresó a su casa después de haber estado todo el día tratando asuntos jurídicos. Tomó su edición del "Aritmetica" de Diophantus y, mientras lo estudiaba, escribió una nota en uno de los márgenes.

    Después de su muerte, aquella nota apareció en sus escritos, recopilados por su hijo: Si n es mayor que 2, no hay valores enteros a, b, c, tales que  an+bn=cn. He encontrado una demostración verdaderamente maravillosa, que no cabe en este margen. Estas palabras resultaron un desafío inexpugnable para todos los matemáticos durante más de tres siglos.

    El aspecto sencillo (casi escolar) del teorema, sumado a que la afirmación la había hecho el  magistrado Pierre de Fermat, actuaron como cebo para una de las búsquedas más extensas de la historia de las matemáticas.

    Fermat (1601-1665) es considerado el matemático “no profesional” más grande que ha existido. Ha hecho aportes a la teoría del número, la geometría analítica (con desarrollos independientes a los de Descartes) y es uno de los padres de la teoría de las probabilidades junto con Pascal. De carácter retraído y humilde, Fermat publicó muy poco en vida y sus escritos matemáticos fueron recogidos por su hijo Samuel.

    Al parecer, tenía un misterioso sistema para determinar los valores de p para los cuales 2p – 1 es un número primo. Aún no se ha logrado determinar qué método empleaba exactamente. Pero cuándo se le preguntó por carta si el número 100.895.598.169 era primo, no vaciló en contestar que se trataba del producto de 898.423 por 112.303 y que cada uno de éstos números era primo. Un matemático moderno sin la ayuda de computadoras, tardaría meses en encontrar la respuesta correcta, careciendo de una fórmula general de números primos.

    Durante años se dijo que el “último teorema de Fermat” tenía todo el aspecto de ser verdadero pero que era indemostrable. Hasta que en 1993, el inglés Andrew Wiles anunció que había llegado a buen puerto usando herramientas matemáticas del siglo XX (¡y 150 páginas!). Exponer la demostración le llevó tres conferencias universitarias, y luego tuvo que hacer una corrección.

    El trabajo de Wiles vino a refutar lo “indemostrable” del teorema pero queda claro que no es el mismo camino que dijo haber recorrido Fermat.  El genio matemático del francés hace pensar que pudo encontrar esa maravillosa demostración, aunque la mayoría de los matemáticos modernos, escépticos ellos, están convencidos que es imposible que fuera correcta.

    En el futuro nuevas expediciones matemáticas se lanzaran a buscar ese camino.

    Porque Eldorado sigue estando allí, planteando el desafío.  

e-mail: fernandopedro@asterionxxi.com.ar

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