GALERÍA |
LA NOSTALGIA |
Hay un día en que las cosas son un hondo precipicio |
conozco el rostro húmedo y las manos que nunca me abandonan |
la noche que se abre |
como un pueblo de alondras disperso en la tormenta. |
Yo he escuchado a mi amor desde lejos en una lengua extraña |
mientras la nostalgia murmuraba sus frases de curiosa |
hechicera |
ella alargaba sus caricias
en las ventanas del insomnio |
como una huésped cuya
mano asolaba el relámpago. |
Porque ella no era el día |
y tampoco era el ángel sediento de palabras |
mi propia voz la nombra como a una desterrada |
desabrigada madre, de pechos dulcemente vacíos. |
Más allá de la noche, donde se enciende la ternura |
más allá de la calle donde el viento deshace la forma de los |
pasos |
sé que hay un país
nuevo, cansado de las sombras. |
Una música fija |
un tiempo de colores
intensos como dioses desnudos. |
Pero mi corazón sigue
clavado para siempre en todos los sitios |
imposibles. |
Elizabeth Azcona Cranwell |
argentina, 1933 |